Entrevista al Dr. Daniel Ayala, presidente de FEMI
El Diario Médico realizo una muy completa entrevista el Dr. Daniel Ayala, en ocasión de su reciente nombramiento como presidente de la Federación Médica del Interior.
Compartimos la entrevista realizada por el Lic. Sebastián Álvarez Melgar:
En el difícil período anterior ante la situación de la pandemia, acompañó a la presidenta saliente en un arduo proceso que proyectó a FEMI en los más diversos ámbitos de la salud. Hoy asume la Presidencia en un período sin duda tan complejo como aquel ¿Cuál es su primera reflexión frente al desafío del nuevo rol?
FEMI está viviendo un proceso de cambios en los últimos 5 años que es nuevo en nuestra historia. Desde la década del 60’ en la que los gremios se formaron y generaron las instituciones, conviviendo como una misma cosa durante mucho tiempo.
Eso cambió rotundamente y desde hace dos períodos estamos transitando esta transformación en la que tenemos responsabilidades puramente gremiales, ya sin vinculo formal con las instituciones.
Hoy somos un gremio de segundo orden. Eso significa que somos la consecuencia de nuestro núcleo medular, que son los 22 gremios médicos que están en territorio.
La reflexión entonces, y el desafío, es el de siempre. Luchar por el interior, que tenga su espacio, y lograr que se entienda que no hay un solo interior. El hecho de que tengamos 22 gremiales en 18 departamentos es una muestra cabal de que la realidad del interior no es una sola, y ni siquiera son 18, como los departamentos. Cada localidad y cada zona tiene sus particularidades y su realidad, en la que el trabajo gremial es en todos lados diferente.
El desafío es renovar el desafío. El desafío es que los territorios existan más allá del concepto de interior, que muchas veces es injusto y diluye las realidades. Las asimetrías existen, se siguen viviendo y tenemos que trabajar para poder disminuirlas.
Tenemos que lograr generar espacios de trabajo en los que ese interior disímil esté presente mucho más en las decisiones políticas y en los objetivos del país.
Somos un país que está marcado desde su nacimiento por el puerto y por un centralismo casi absurdo, pero esa es la realidad. Y el sueño de FEMI es cambiar esa realidad
Femi acaba de recibir la acreditación de la UdelaR para organizar actividades de Educación Médica Continua. Sin duda otro reconocimiento a lo que ella significa como instrumento para la educación permanente de los médicos y, en especial, de los médicos del interior y del Uruguay profundo. ¿Cómo piensa la actual directiva, profundizar –frente a ese reconocimiento- la tarea que en ese sentido ha venido cumpliendo hasta el presente?
FEMI, constituida por esos 22 gremios, tiene diversos ámbitos de trabajo y hay algunos que son históricamente muy importantes para nuestros médicos. En este caso se me consulta por uno de ellos, pero también podríamos hablar de la Comisión de Asesoramiento en Bioética de FEMI, que tanto ha trabajado poniendo luz, por ejemplo, en los temas relacionados a la pandemia. También Femi Investiga, la Comisión de Género Violencia y Discriminación que creamos, y tantos otros ámbitos en los que estamos trabajando, como una comisión vinculada a la realidad de los médicos migrantes en Uruguay.
Pero específicamente sobre el Comité de Educación Médica Continua de FEMI, es realmente uno de los más grandes orgullos institucionales. No puedo dejar de nombrar al Dr. Oscar Cluzet, su coordinador y a la Dra. Diana Domenech. Estamos ahora incorporando nuevos docentes que se van a sumar a un trabajo que para nosotros es prioridad reforzar.
La pandemia nos cambió un poco el eje de lo planificado, pero apuntamos a reforzar las actividades presenciales en todos los territorios. Ese es uno de los enormes desafíos que tenemos por delante en este período.
Justamente esta renovación de la acreditación de la Escuela de Graduados marca la importancia que tiene FEMI y jerarquiza aún más el rol de su Comité de Educación Médica continua, que es uno de los pilares fundamentales del trabajo descentralizador que FEMI debe realizar apostando fuertemente a la calidad de los cursos y de los docentes.
¿Cuál será de aquí en más la actitud de FEMI ante la recertificación médica? ¿Piensa que debe ser obligatoria o voluntaria?
Para nosotros la bandera de la recertificación médica es fundamental. Se hicieron varios esfuerzos en el Uruguay y casi todos fracasaron. Y digo casi todos porque hay algunos que están prosperando y marcando el camino. Estamos convencidos de que es necesario que haya un proceso de recertificación, que en un principio debería ser voluntario, pero que a medida que vaya avanzando y cuando el momento y el contexto así lo indiquen, debería ser obligatorio.
Pero estamos hablando de que hace falta recorrer un largo trecho para llegar a ese lugar. Hay que instaurar la recertificación como tal, que hoy no está. Más allá de los escollos que ha enfrentado, esta es una realidad inevitable y algo a lo que cualquier agremiación como la nuestra o cualquier profesional médico no debería negarse ni oponerse.
En uno de los primeros comunicados desde FEMI como presidente hablaba de fortalecer a los médicos del interior desde una postura en defensa de la descentralización ¿Cómo se viene dando la gira nacional iniciada en estos meses y qué experiencias ha rescatado de los departamentos que han podido visitar hasta el momento?
La intención de esta Ejecutivo, de este nueva FEMI, siempre fue la de defender los principios gremiales en todo el interior, pero no solamente en los ámbitos de negociación, que casi todos están en Montevideo, al menos los más importantes, sino que ir a contramano. Trabajar para los territorios en el interior es ir a contramano en un país en el que las fuerzas y los ejes todos convergen en Montevideo y hacia Montevideo.
Nosotros nos propusimos trabajar a contramano de eso. Sabemos que es mucho más complicado, pero es parte de la esencia de nuestra FEMI.
Paradójicamente tenemos la sede en Montevideo, pero queremos que se entienda eso solamente cumple una función administrativa, y que la forma de trabajo en territorio, que había comenzado en prepandemia, se pueda desarrollar mucho más con la presencia en los lugares, en nuestros lugares. Y nuestro lugar es el interior diverso, y por eso es que recién asumidos ya hemos estado en Paysandú, en Salto, en Florida, en Flores…
Y cuando hablamos de estar es activamente: en contacto estrecho con el gremio local, con los colegas, entendiendo la problemática y las formas locales de encontrar soluciones, relacionándonos cara a cara con las autoridades locales.
Porque más allá del vínculo que se genera y los puentes que se tienden, la idea es conocer la realidad directamente y llevarnos esas vivencias que el final nos enriquecen como gremio.
Un ejemplo de este trabajo es el crecimiento de la Universidad de la República con el CENUR, donde miles de estudiantes han podido acceder a un desarrollo tecnológico de alto nivel, como el Laboratorio de Virología Molecular del Dr. Rodney Colina en Salto, con un máximo nivel de seguridad y de calidad único en el país. Y eso no se conoce, porque lo que se conoce es lo que ocurre en Montevideo o lo que tiene repercusión capitalina.
Cuanto uno más se adentra a l realidad de los interiores, más se da cuenta de lo diversos que somos. Ese es el trabajo que estamos desarrollando en todos los ámbitos. Primero el conocimiento real de de la situación, y segundo para reclamar permanentemente que hay medidas que se toman en las que muchas veces no se tiene en cuenta esa diversidad.
Las asimetrías existen. Cada vez que vamos nos encontramos con que en realidad las prioridades no son el interior.
Tenemos menos de un 7% de médicos radicados al norte del Río Negro, y un 30% de los médicos del país radicados en el interior.
En ASSE, por ejemplo, las prioridades respecto de las Funciones de Alta Dedicación han sido asimétricas por donde se lo mire, donde todo está concentrado principalmente en la capital y en los hospitales principales de Montevideo.
¿Cuáles son sus reflexiones frente a lo vivido con los colegas que libraron la lucha contra el Covid y sobre el papel que juegan los médicos rurales dentro del SNIS creado en el anterior período de gobierno?
Con respecto al Covid uno solamente puede sentir orgullo. Y no hablo solamente del orgullo hacia los médicos del interior y cómo lo afrontaron, sino del equipo de salud.
Fue un trabajo mancomunado de todos funcionarios y de todos los integrantes del equipo, que estuvieron en situaciones complejas, no siempre con todos los insumos necesarios, o sin la organización correspondiente. Ni nosotros ni el mundo estaba preparado. Incluso Uruguay con el camino recorrido del Sistema Nacional Integrado se Salud, que nos ponía en otro lugar, hubo situaciones, sobre todo en algunos lugares del interior, vinculadas a algunos prestadores privados y particularmente el prestador público, que no estaban preparadas para esa atención y seguimiento domiciliario. A medida que fue transcurriendo el tiempo logramos sobreponernos a esas situaciones, pero realmente lo que sí fue fundamental fue el compromiso y la responsabilidad del equipo de salud. Incluso con los temores naturales de una enfermedad desconocida, supo estar a la altura y sobreponerse a todo.
Hubo instancia preciosa en Salto a la que concurrí en la que la intendencia hizo homenaje y les dio un reconocimiento a los distintos equipos que trabajaron en el tema Covid. Uno ahí ve la mancomunión de instituciones, equipos y más que realmente emocionaba. Y eso resume lo que fue todo el interior. Gente trabajando con mucho esfuerzo y responsabilidad. “Dejando todo en la cancha”, usando esto de las metáforas futbolísticas que todos usamos mucho.
Por estos días han sido las XVIII Jornadas de Actualización en Medicina Rural y IX Jornadas de Enfermería Rural ¿Podría destacar brevemente parte de lo tratado en la mesa redonda que lo tuvo como expositor?
Los médicos rurales son los fieles representantes del estado más puro de la medicina. Y han sido casi siempre los más postergados.
El Interior es tratado de forma asimétrica respecto de Montevideo, en todos los niveles. Ejemplo claro es el Hospital de Salto y el Hospital Maciel, que son similares pero el tratamiento es desigual. La asignación de recursos humanos y económicos es absolutamente diferente, y esto no es en contra de ninguna administración, sino que las transversaliza a todas por igual.
Eso de no reconocer las realidades locales, el tratamiento desigual, casi apático, lo han vivido todos los gobiernos, sean del color que sean, y hay que ser muy enfático en eso.
Los médicos rurales son el eslabón más débil de toda la cadena de trabajo médico. Y ellos batallan y realmente emociona escucharlos y verlos hacer y resistir. La medicina rural en este país resiste, en busca de esa diplomatura que merecen y por la que FEMI dará todo el respaldo correspondiente.
En el evento quedó plasmado todo lo que se ha prometido con respecto a la medicina rural y poco se ha logrado. Ahora hay un proyecto, de un plan piloto en el que está la Facultad de Medicina y que ojalá pueda prosperar.
Pero cuando hablamos de medicina rural debemos tener a los médicos rurales en la mesa. La mayoría de los planes que se instrumentan para ellos no los tienen como protagonistas, ni siquiera como consultantes inevitables ni como activos participantes.
La medicina rural requiere una atención especial, porque el médico rural no solo tiene que ver con la atención en salud de una determinada comunidad, sino que además es un referente, un consejero, un psicólogo, un amigo, un confidente. Un verdadero faro de luz en esa comunidad.
Más allá de la importancia de la telemedicina, que complementa su trabajo y que es necesaria, es importante entender que no es igual una comunidad en la que hay un médico siendo parte, de una que no lo tiene.
Por eso la importancia de la ruralidad, de que los profesionales no siempre emigren a la ciudad y se queden en el campo, aplica a la salud, a la seguridad, a la salud y al rol que ocupa el médico en esa comunidad.
Un plan de radicación de médicos rurales debe tener en cuenta estas cosas, pero debe ser muy cuidadoso para no dejarlos solos, que los contenga de verdad, pero que también haya rotación de los médicos, haciendo opción real. Porque hay gente, y uno lo ve con emoción, que apostó su vida a estar en esas comunidades, y no se van de esas comunidades, aunque se jubilen.
Pero no todos tienen esos planes, por lo que debemos encontrar la forma de que un médico joven pueda ir por un período y luego acompañarlo para que no quede fuera del sistema, o a la merced del mercado.
Hay que hacer un plan, pero la verdad es que no soy muy optimista. Todo lo que he visto, ha fracasado y me pregunto ¿realmente hay voluntad genuina en atender este asunto? ¿no estamos abandonando el interior del interior en este y en otros aspectos?
Debe ser una política de estado en la que converjan los esfuerzos del gobierno nacional de turno, la Facultad de Medicina, la Escuela de Graduados, los prestadores privados, los gremios, los propios médicos rurales, que deben ser los protagonistas. Pero una política que trascienda períodos de gobierno. Y realmente no sé si están dadas las condiciones para que esto pueda darse. Debería ser prioridad, y dudo de que lo sea desde Montevideo y la centralidad habitual.
De acuerdo a los diferentes planteos vinculados a la atención y condiciones laborales en las unidades ejecutoras de ASSE en el interior del país que se han tratado en las reuniones del mes de octubre y noviembre ¿Se han logrado instalar algunos acuerdos?
Asse tiene una fuerte presencia en el interior y tenemos un vínculo cercano como Ejecutivo con su presidente, con reuniones mensuales. También tenemos bipartitas y contacto con las autoridades locales.
La problemática de ASSE es muy importante respecto de sus extensos servicios en todo el interior, que también tiene asimetrías y desigualdades. ASSE tiene una dimensión propia. Más allá de los acuerdos coyunturales, que pueden existir y que existen, y algunos desacuerdos, ASSE requiere un estatus institucional diferente. Una reorganización diferente. Pero para eso también debería haber una política de Estado que trascienda períodos de gobierno. Un acuerdo con todos los actores… puede ser utópico, pero es la única forma.
Porque las transformaciones que ASSE necesita no se pueden hacer en un período de gobierno, cuando un es rehén permanente de las urgencias, de los problemas, de las situaciones, de los problemas internos del sistema de contrataciones, compra de insumos…
ASSE debería tener mayor independencia del gobierno de turno, con otro estatus, y una organización a largo plazo que se dedique a ordenar el prestador en todos los territorios.
El prestador público no puede estar a merced de cambios de gobierno y cambios de autoridades, porque en cada cambio se retrocede, se emparcha, sin planificación a largo plazo. Está claro que ASSE requiere un cambio profundo.